miércoles, 5 de mayo de 2010
Bloque 6: LA DICTADURA FRANQUISTA. Tema 10: EL PRIMER FRANQUISMO (1939-1959).
Publicado por MANUEL en 11:31A) FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS Y EVOLUCIÓN POLÍTICA.
El 1 de abril de 1939 concluye la Guerra Civil y con ella la II República. El rumbo que seguiría España, a partir de abril de 1939, comenzaría a clarificarse pocos días después con los festivos ceremoniales del 19, 20 y 21 de mayo, donde lo militar, lo político y lo religioso se mezclaban de tal manera que serían difícil de separarlos de aquí en adelante, al menos en los treinta y cinco años que duraría la nueva situación.
Por eso mismo resulta difícil definir el nuevo régimen que dijo de sí mismo ser tradicionalista y católico, más tarde se definió como una democracia orgánica y finalmente como una democracia de desarrollo. Los historiadores han preferido identificarlo con una palabra: FRANQUISMO. Término que señala las peculiaridades del mismo: dictadura tradicional, militar, personalista y arbitral. Es decir, basada en fundamentos conservadores (menos radical que los fascismos), apoyada por el ejército, cuyo poder se concentra en la persona de Franco y conciliadora de las tendencias políticas –“familias”- vencedoras de la Guerra (monárquicos, falangistas, carlistas, etc.).
Las características del mismo se pueden resumir del siguiente modo.
Políticas:
1. Absoluta unidad nacional.
2. Hostilidad frente a liberalismo y comunismo.
3. Desaparición de algunos derechos adquiridos: soberanía popular, sufragio universal,…
4. Respaldo militar del ejército.
Ideológicas:
5. Exaltación del Jefe: Caudillismo. Con responsabilidad ante Dios y la Historia.
6. Identificación del Régimen con la Iglesia: Cruzada.
7. Institucionalización en torno a un partido único: FET de las JONS, constituido en Movimiento Nacional, cuya jefatura ostenta Franco.
Sociales:
8. Rechazo del sindicalismo de clase.
9. Base social oligárquica y de clase media.
Y dieron como resultado un régimen peculiar cuyas bases ideológicas serían:
a) El Nacional-patriotismo.
Principal aportación ideológica de los militares, es una visión unitaria y tradicionalista de España. Del espíritu militar provienen las ideas de jerarquía, disciplina, austeridad, autoritarismo, virilidad y fuerte represión que dominaron las distintas etapas de la dictadura.
b) El Nacional-sindicalismo.
Siguiendo el modelo del fascismo italiano representado por la Falange, el partido fascista español, que aportó un gran bagaje ideológico. Suyas son ideas como el hipernacionalismo, la ética de la violencia y represión, machismo (nunca se sentó una mujer en el Consejo de Ministro con Franco), la idea de España como un Imperio-, la
exaltación del líder, la dirección paternalista de la sociedad, la organización sindical en sindicatos verticales, el adoctrinamiento político de la juventud (OJE) y la mujer (Sección femenina), etc.
c) El Nacional-catolicismo.
El nacional catolicismo se traduce en la defensa de la religión y de la moral católica en sus versiones más tradicionales, como algo consustancial a la propia España. El catolicismo conservador es, quizá, la fuente ideológica que más surtió al franquismo. De ahí provino la moral, el tradicionalismo, el anticomunismo y el antiliberalismo. En la forma de vestir, de relacionarse, de casarse o de la educación se impuso la moral católica más conservadora. Este catolicismo ultraconservador buscó su legitimación histórica en el ambiente místico e inquisitorial del Imperio y en la Iglesia de la Contrarreforma.
1. La etapa azul. El régimen totalitario (1939-1945).
a) El auge de la hegemonía falangista.
El primer gobierno de la dictadura, por un lado, sigue las pautas de todos los gobiernos de Franco -participan todas las familias políticas del régimen-, pero por otro, en esta primera fase hay un predominio cualitativo y cuantitativo de la Falange, debido al papel de Alemania en la escena internacional y a la reciente guerra civil. El hombre fuerte de esa etapa es Serrano Súñer "el Cuñadísimo". La Falange alentó un programa de encuadramiento de la sociedad típicamente fascista, a través de los sindicatos verticales, el SEU, el Frente de Juventudes, la Sección Femenina y el control de gran parte de los medios de comunicación.
El 17 de julio de 1942 se promulgó la Ley de Cortes, la segunda de las Leyes Fundamentales (la primera, el Fuero del Trabajo, era de 1938) como otro paso más para institucionalizar el régimen. Eran una especie de Cortes Corporativas, al modelo de la Asamblea Nacional de Primo de Rivera. Las funciones de las Cortes serían más técnicas que políticas, siendo una fuerza de legitimación y apoyo.
b) España y la segunda guerra mundial.
Recién acabada la guerra civil empieza la segunda guerra mundial. En 1940 Franco
abandona la neutralidad y declara la no beligerancia, que en realidad equivalía a prebeligerancia.
Franco se reúne con Hitler en Hendaya en Octubre de 1940 y allí se acuerda que España declararía a guerra al Reino Unido para recuperar Gibraltar y ocupar territorios en el norte de África, pero la difícil situación española y el desarrollo de la guerra hizo que esa entrada no se hiciera efectiva. Lo que sí hizo España fue enviar la División Azul contra los soviéticos.
A partir de 1942 con la entrada de EEUU en la guerra se vio claramente que la derrota de las potencias del eje estaba clara. Franco empieza a cambiar de postura, ante el peligro que suponía su apoyo para su régimen. Así en 1943, se vuelve a la neutralidad y además empiezan una serie de cambios trascendentales para adaptarse a la nueva situación internacional y salvar su gobierno.
c) El inicio del declive falangista.
El cambio de la situación internacional y la oposición al predominio de la Falange por parte de la Iglesia y del ejército, hacen que Franco aproveche un incidente (el caso Begoña, donde hubo enfrentamientos entre falangistas y carlistas) para dar un rumbo nuevo a su gobierno.
Continuaron existiendo ministros miembros de todas las familias, pero la Falange
empezó a perder protagonismo, eso sí, nunca tanto que significará su desaparición. A partir de ese momento el protagonismo lo asumirían los católicos.
2. El nacional-catolicismo (1945-1957).
La derrota de las potencias del Eje (Alemania e Italia) modificaba definitivamente la orientación política del régimen mediante ciertos cambios institucionales y una ofensiva diplomática apoyada por la Iglesia que se convirtió en su gran apoyo internacional. A partir de la década de los cincuenta, estos cambios junto con las circunstancias internacionales de la guerra fría, dieron los frutos apetecidos,
consiguiendo la legitimación internacional y con ello la supervivencia de su régimen.
a) El aislamiento internacional y el fin de éste.
Después de la segunda guerra mundial se inició una campaña internacional que dejó aislada a España del mundo exterior. Los motivos no eran solamente la posición española en la segunda guerra mundial, sino también la propia guerra civil y, sobre todo, el régimen autoritario que existía en España.
Se retiraron los embajadores (sólo permanecieron los de Argentina, Portugal y el Vaticano), España quedó fuera del Plan Marshall, de la ONU y Francia cerró su fronteras.
A principios de los años cincuenta llegó el tan ansiado reconocimiento internacional,
motivado fundamentalmente por las circunstancias creadas por el enfrentamiento entre EEUU y la URSS; la guerra fría. En este contexto el catolicismo y el anticomunismo del régimen franquista le valieron para salir de ese aislamiento.
Volvieron los embajadores en 1951, España ingresó en 1955 en la ONU y sus organismos especializados (FAO, UNESCO, etc.) y, sobre todo, se firmó el concordato con la Santa Sede en 1953, que regulaba las relaciones Iglesia-Estado, y el Acuerdo hispano-norteamericano, por el que EEUU utilizaría de forma conjunta una serie de bases militares a cambio de ayuda económica.
b) El nacional catolicismo en el poder.
El 18 de julio de 1945, Franco procedió a la formación de un nuevo gobierno. Las líneas
generales fueron las mismas que el cambio del 42, pérdida cualitativa y cuantitativa de la Falange, mantenimiento de los militares y gran avance de los católicos, pretendiendo el apoyo del Vaticano y reducir la hostilidad de las democracias occidentales.
En 1945 se promulgó la tercera ley fundamental; el Fuero de los Españoles en donde se pretendía emular las constituciones democráticas, lavándole la cara el régimen para conseguir la aceptación internacional, definiendo al franquismo como una democracia orgánica. Aunque se recogían una serie de derechos, no se articulaba un sistema que los garantizase y además se contemplaba la posibilidad de que el gobierno suspendiera temporalmente esos derechos.
La cuarta ley fundamental fue la Ley de Referéndum Nacional, de contenido plebiscitario.
La quinta fue una de las más importantes; la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado de 1947; España se definía como un Estado católico, social y representativo, declarándose constituido como Reino. La primera estrategia del Régimen para adquirir legitimidad había sido acentuar sus características católicas, la segunda sería hacer mayor uso del aspecto monárquico. Además se creaban el Consejo del Reino y el Consejo de Regencia. En esta ley, Franco quedaba como Jefe del Estado vitalicio y podía proponer a las Cortes su sucesor. Don Juan rechazó esta ley, pero en 1948
llegó con Franco al acuerdo de que Don Juan Carlos se educara en España.
c) La crisis de 1956 y el ascenso de los tecnócratas al poder.
A mediados de los años cincuenta, por un lado, la política autárquica había llevado a una difícil situación económica y por otra la política de los católicos presentaba síntomas de agotamiento, al mismo tiempo que aparecían diversos grupos dentro de la Iglesia católica.
El detonante político de los grandes cambios que se avecinaban fueron los sucesos de febrero de 1956 en donde hubo enfrentamientos callejeros entre estudiantes liberales y falangistas. Se culpó de la situación al ministro de educación Ruíz Giménez por su política aperturista, pero Franco al hacer remodelación del gobierno no sólo dejó fuera a éste, sino también al falangista Fernández Cuesta.
A finales de la década de los cincuenta la Iglesia no era la institución monolítica que apoya sin fisuras el régimen. Existía por un lado, un grupo de intelectuales católicos
liderados por Ruíz Giménez que reivindicaban apertura y libertad de expresión, otros
grupos iniciaron una línea obrerista y nacionalista que iba a formar parte de la oposición al régimen.
Desde 1956, la Iglesia no se mostró capaz de inspirar una única política. Los tecnócratas del Opus Dei, que accedieron de la mano de Carrero Blanco, eran sólo una
opción dentro de la Iglesia, facción que iba a tener el protagonismo político y económico hasta el final del franquismo. Las tres figuras claves fueron López Rodó, Alberto Ullastres y Navarro Rubio.
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