C) Evolución en las dos zonas y consecuencias. Incidencia en Castilla-La Mancha.
Tras el golpe militar España quedó desmembrada en dos zonas radicalmente opuestas: republicana y nacional, que evolucionaron a lo largo del conflicto de forma muy diferente.
La zona republicana.
La revolución fue la réplica inmediata a la sublevación en la zona republicana. A partir de ella fue evidente la existencia de un doble poder: el de los Comités Populares y el del gobierno Giral, que se limita a adoptar una política de hechos consumados. Se trataba de revoluciones espontáneas y libertarias, que alcanzaron importancia en regiones como Aragón y Cataluña.
El 4 de septiembre de 1936 queda constituido un nuevo gobierno presidido por Largo Caballero, líder sindical de la UGT, con el objeto de reconstruir el Estado y centrar sus esfuerzos en la guerra. Son disueltos la mayor parte de los Comités Populares, cuyos principales dirigentes –anarquistas- entran a formar parte del gobierno. Estos cambios no tuvieron reflejo en la evolución del conflicto y a principios de noviembre las tropas nacionales se sitúan a las puertas de Madrid. El gobierno se traslada a Valencia, donde surgen los primeros enfrentamientos en su seno. El PCE intenta cobrar más protagonismo, los anarquistas (CNT y FAI) se resisten a ello y Largo Caballero tratará de imponer su fuerte personalidad. La caída de Málaga en febrero de 1937 y las disensiones entre comunistas y anarquistas en Cataluña terminarán con el gobierno de Largo en mayo, tras la retirada del apoyo de socialistas y comunistas.
Le sucede en la presidencia de gobierno Juan Negrín, socialista, que cuenta con el apoyo de comunistas y de una figura como Indalecio Prieto (que ocupará la cartera de Defensa), pero no de los sindicatos. Tres aspectos destacan de su gobierno: el intento por fortalecer el Estado, la conformación de un ejército único cada vez más profesionalizado y el alineamiento político con Francia e Inglaterra.
El progresivo acercamiento de Negrín al PCE y a las posturas soviéticas se tradujo en una nueva crisis ministerial. En abril de 1938, Prieto abandona el gobierno; en agosto lo hacen los ministros nacionalistas. Negrín se mantuvo en el gobierno hasta el 5 de marzo de 1939, fecha del golpe de Estado del general Casado en Madrid, quien constituyó el Consejo Nacional de Defensa con el único objetivo de pactar la rendición con Franco.
Unos días antes, el 4 de febrero, el Presidente de la República Manuel Azaña huía a Francia. Poco después las tropas nacionales ocupaban Cataluña. Y Francia e Inglaterra reconocían al gobierno de Franco.
La zona nacional.
La configuración de una estructura de gobierno en la zona sublevada se hizo a través de un proceso sucesivo:
1º. Se constituyó una Junta de Defensa presidida por el general Cabanellas con sede en Burgos.
2º. Se unificaron las milicias bajo un solo partido, el Movimiento (FE Tradicionalista de las JONS), del que sería jefe supremo el jefe de gobierno, en abril de 1937.
3º. El mando político y militar se concentró en el general Franco, designado jefe de gobierno y generalísimo de los ejércitos, en septiembre de 1937.
Simultáneamente al proceso de institucionalización y, en especial, desde 1938 se lleva a cabo una intensa política legislativa y organizativa, que pasa por: la derogación de la legislación laica de la República, el restablecimiento de los jesuitas y la publicación de una Ley de Prensa (que establece la censura). Asimismo se llevaron a cabo medidas de tipo socioeconómico, denominadas “revolución nacional-socialista”: promulgación del Fuero del Trabajo que implica reformas sociales desde el aparato de producción estatal y los sindicatos verticales, y creación del Instituto Nacional de Reforma Económica y Social de la Tierra, encargado de revisar las expropiaciones de la Reforma Agraria y fomentar la colonización como medio para resolver los problemas del campo.
Castilla-La Mancha durante la Guerra Civil.
La mayor parte de nuestra comunidad permaneció fiel al gobierno de la República. Sólo hay que destacar algunos episodios iniciales de sublevación en guarniciones militares de Toledo, Albacete y Guadalajara, que únicamente triunfaron en la primera, donde el general Moscardó, al mando de un grupo de soldados, se hizo fuerte en el Alcázar, que fue liberado por las tropas rebeldes en septiembre de 1936.
Sin embargo, la proximidad de nuestra región a la capital de España hizo que se produjeran dos episodios bélicos destacados: la batalla del Tajo, que tuvo lugar en el valle del río, desde la ciudad de Talavera hacia Toledo, con el fin de conquistar Madrid. Las tropas nacionales, al mando del general Varela, arrebataron a los republicanos ambas ciudades, permaneciendo en poder del gobierno legítimo el resto de la provincia de Toledo. En marzo de 1937 tuvo lugar en tierras de La Alcarria la batalla de Guadalajara, que fue ganada por las tropas republicanas.
Albacete cobró gran protagonismo, al convertirse en la sede del cuartel general de las Brigadas Internacionales, formadas por voluntarios de todo el mundo que acudieron en socorro de la república.
La zona republicana.
La revolución fue la réplica inmediata a la sublevación en la zona republicana. A partir de ella fue evidente la existencia de un doble poder: el de los Comités Populares y el del gobierno Giral, que se limita a adoptar una política de hechos consumados. Se trataba de revoluciones espontáneas y libertarias, que alcanzaron importancia en regiones como Aragón y Cataluña.
El 4 de septiembre de 1936 queda constituido un nuevo gobierno presidido por Largo Caballero, líder sindical de la UGT, con el objeto de reconstruir el Estado y centrar sus esfuerzos en la guerra. Son disueltos la mayor parte de los Comités Populares, cuyos principales dirigentes –anarquistas- entran a formar parte del gobierno. Estos cambios no tuvieron reflejo en la evolución del conflicto y a principios de noviembre las tropas nacionales se sitúan a las puertas de Madrid. El gobierno se traslada a Valencia, donde surgen los primeros enfrentamientos en su seno. El PCE intenta cobrar más protagonismo, los anarquistas (CNT y FAI) se resisten a ello y Largo Caballero tratará de imponer su fuerte personalidad. La caída de Málaga en febrero de 1937 y las disensiones entre comunistas y anarquistas en Cataluña terminarán con el gobierno de Largo en mayo, tras la retirada del apoyo de socialistas y comunistas.
Le sucede en la presidencia de gobierno Juan Negrín, socialista, que cuenta con el apoyo de comunistas y de una figura como Indalecio Prieto (que ocupará la cartera de Defensa), pero no de los sindicatos. Tres aspectos destacan de su gobierno: el intento por fortalecer el Estado, la conformación de un ejército único cada vez más profesionalizado y el alineamiento político con Francia e Inglaterra.
El progresivo acercamiento de Negrín al PCE y a las posturas soviéticas se tradujo en una nueva crisis ministerial. En abril de 1938, Prieto abandona el gobierno; en agosto lo hacen los ministros nacionalistas. Negrín se mantuvo en el gobierno hasta el 5 de marzo de 1939, fecha del golpe de Estado del general Casado en Madrid, quien constituyó el Consejo Nacional de Defensa con el único objetivo de pactar la rendición con Franco.
Unos días antes, el 4 de febrero, el Presidente de la República Manuel Azaña huía a Francia. Poco después las tropas nacionales ocupaban Cataluña. Y Francia e Inglaterra reconocían al gobierno de Franco.
La zona nacional.
La configuración de una estructura de gobierno en la zona sublevada se hizo a través de un proceso sucesivo:
1º. Se constituyó una Junta de Defensa presidida por el general Cabanellas con sede en Burgos.
2º. Se unificaron las milicias bajo un solo partido, el Movimiento (FE Tradicionalista de las JONS), del que sería jefe supremo el jefe de gobierno, en abril de 1937.
3º. El mando político y militar se concentró en el general Franco, designado jefe de gobierno y generalísimo de los ejércitos, en septiembre de 1937.
Simultáneamente al proceso de institucionalización y, en especial, desde 1938 se lleva a cabo una intensa política legislativa y organizativa, que pasa por: la derogación de la legislación laica de la República, el restablecimiento de los jesuitas y la publicación de una Ley de Prensa (que establece la censura). Asimismo se llevaron a cabo medidas de tipo socioeconómico, denominadas “revolución nacional-socialista”: promulgación del Fuero del Trabajo que implica reformas sociales desde el aparato de producción estatal y los sindicatos verticales, y creación del Instituto Nacional de Reforma Económica y Social de la Tierra, encargado de revisar las expropiaciones de la Reforma Agraria y fomentar la colonización como medio para resolver los problemas del campo.
Castilla-La Mancha durante la Guerra Civil.
La mayor parte de nuestra comunidad permaneció fiel al gobierno de la República. Sólo hay que destacar algunos episodios iniciales de sublevación en guarniciones militares de Toledo, Albacete y Guadalajara, que únicamente triunfaron en la primera, donde el general Moscardó, al mando de un grupo de soldados, se hizo fuerte en el Alcázar, que fue liberado por las tropas rebeldes en septiembre de 1936.
Sin embargo, la proximidad de nuestra región a la capital de España hizo que se produjeran dos episodios bélicos destacados: la batalla del Tajo, que tuvo lugar en el valle del río, desde la ciudad de Talavera hacia Toledo, con el fin de conquistar Madrid. Las tropas nacionales, al mando del general Varela, arrebataron a los republicanos ambas ciudades, permaneciendo en poder del gobierno legítimo el resto de la provincia de Toledo. En marzo de 1937 tuvo lugar en tierras de La Alcarria la batalla de Guadalajara, que fue ganada por las tropas republicanas.
Albacete cobró gran protagonismo, al convertirse en la sede del cuartel general de las Brigadas Internacionales, formadas por voluntarios de todo el mundo que acudieron en socorro de la república.