Blog de Aula del profesor MANUEL MUJERIEGO para la asignatura de HISTORIA de 2º de Bachillerato del IES Maestro Juan Rubio de La Roda (Albacete).

lunes, 16 de noviembre de 2009

TEMA 1: LA CONFORMACIÓN DE HISPANIA:ROMANIZACIÓN Y CRISTIANIZACIÓN.






La conformación de Hispania durante la protohistoria, alrededor del primer milenio antes de Cristo, es un complejo crisol de culturas y circunstancias que pasan por la evolución de las comunidades autóctonas del bronce final, la llegada de pueblos procedentes de centroeuropa que han asimilado ya la cultura del hierro y, finalmente, el contacto de otros pueblos venidos del Mediterráneo cuyas civilizaciones presentan ya un estadio histórico.
Por eso, en el desarrollo del tema haremos una breve referencia al sustrato prerromano peninsular, para comprender cómo se produjo el proceso de romanización y la posterior cristianización de la población.

· El sustrato prerromano peninsular.
Cuando llegaron los romanos, los habitantes de la península ya contaban con varios milenios de historia, en los que una gran variedad de pueblos se habían asentado en su territorio y habían dado lugar a diversas influencias y mezclas. Así, los pueblos colonizadores, como los griegos o los cartagineses, aportaron técnicas y formas políticas más desarrolladas; mientras, los pueblos autóctonos como los celtas o los iberos, mezclaron su cultura con la de los pueblos colonizadores, estableciendo fecundas relaciones comerciales entre sí, y difundiendo con ellas por la Península elementos culturales y tecnológicos de diversa índole, como el arado, la moneda, los modelos urbanísticos, la salazón, o el uso de la metalurgia del hierro. Todos estos pueblos del primer milenio antes de Cristo crearon poco a poco nuestra propia idiosincrasia a partir de estas relaciones entre culturas.

- Pueblos peninsulares.
Los celtas se asentaron en la Meseta norte y en el noroeste peninsular en los inicios del primer milenio aC. Se dedicaban al pastoreo y al uso de la metalurgia, no conocían la escritura y vivían en poblados recónditos denominados castros. Los iberos, por su parte, ocupaban el sur de la península y la costa mediterránea. No constituían un grupo homogéneo, sino un conglomerado de pueblos: Bastetanos, Oretanos, Laietanos, etc., organizados en ciudades-estado dirigidas por una monarquía local. Alcanzaron una brillante unidad cultural hacia los s. VII-VI aC. basada principalmente en la escritura y el arte (Dama de Elche, Bicha de Balazote). El resto de la península estuvo ocupada por los pueblos los celtiberos, dedicados esencialmente a la agricultura, ganadería y destacaron por ser excelentes guerreros.

- Pueblos colonizadores.
Desde los inicios del primer milenio aC. se produjo el desembarco de pueblos colonizadores desde Mediterráneo Oriental. Los fenicios, procedentes del Líbano actual llegaron a las costas del suroeste peninsular en el s. IX aC. Allí fundaron factorías comerciales como Gadir (Cadiz), Malaka (Malaga) o Sexi (Almuñecar), dedicadas al tráfico de metales preciosos locales que intercambiaban por productos elaborados. Los griegos se asentaron en el noreste peninsular hacia el s. VIII s. aC., fundando emplazamientos como Emporión (Ampurias), estableciendo contacto con los pueblos autóctonos y aportando su valiosa cultura. Finalmente, los cartagineses, descendientes de los fenicios, se asentaron en el s. VI aC. en el sureste peninsular con fines económicos, fundando colonias como Qart Hadasht (ciudad nueva, actual Cartagena) o Ebussus (Ibiza).
-Tartessos.
Mención especial merecen los Tartessos, pueblo autóctono asentado entre los s. VIII y VI en el suroeste peninsular, de cuya importancia nos hablan las abundantes fuentes literarias (Tarsis bíblica) que hacen mención expresa a su estructura organizativa y a la calidad de sus trabajos en metal. Su población tendía a la jerarquización y se dedicaban a la agricultura, ganadería y explotación minera. Tenían lengua propia. Esta cultura desapareció hacia el s. VI a. C. por el ascenso de Cartago como potencia en Occidente.

· La conquista de Hispania (I). Cartago.
Cartago (colonia fenicia) fue fundada hacia el 814 aC. Tras la caída de las principales ciudades fenicias como consecuencia de la conquista de los babilonios, los cartagineses ampliaron su poder dominando los antiguos establecimientos fenicios. La expansión de Roma acabó provocando la lucha por la hegemonía económica y política en el Mediterráneo Occidental, dando lugar a las Guerras Púnicas. La Primera Guerra Púnica tuvo como escenario Sicilia, donde Cartago fue derrotada. Para suplir las pérdidas territoriales, los cartagineses iniciaron la conquista de la península Ibérica para luego reemprender la lucha contra Roma, que comenzó a intuir el peligro y selló con Cartago el tratado del Ebro para limitar la expansión cartaginesa. Sin embargo, los intereses de ambas potencias por el dominio de la península, provocaron la II Guerra Púnica (218-202 a.C.), que, a pesar de la célebre expedición de Anibal, concluyó con la victoria final de Roma y su dominio efectivo sobre el territorio peninsular.

· La conquista de Hispania (II). Etapas de la conquista romana.
1ª Etapa: Tras el triunfo romano en la II Guerra Púnica, estos consiguieron ocupar las costas mediterráneas del este y sur peninsular. Hacia el 197 a. C., el territorio hispánico controlado por Roma se dividió en dos provincias: Hispania Citerior (valle del Ebro y litoral levantino) e Hispania Ulterior (sur peninsular).
2ª Etapa: Se caracterizó por la conquista de los pueblos de la Meseta (154-133 a.C.), teniendo como episodios más importantes la guerra contra los pueblos lusitanos y el asedio de Numancia.
3ª Etapa: A finales del s. I a.C. el perimer emperador de Roma, Augusto, incorporó las tierras del norte finalizando la conquista de la península en el s. 19 a.C.
En el 27 a. C., Augusto reestructuró territorialmente Hispania, con la creación de tres provincias: la Bética, de carácter senatorial, la Lusitania y la Tarraconense, ambas sometidas directamente al poder imperial. En el siglo III, Diocleciano dividió la Tarraconensis en Tarraconensis, Carthaginensis y Gallaecia, al tiempo que creaba las diócesis dentro del Imperio, convirtiendo a Hispania en una de ellas, adscrita a la prefectura de las Galias.

· Romanización.
La romanización fue el proceso de adaptación y aculturación de los pueblos hispanos a las estructuras económicas, sociales, políticas y culturales de la civilización romana, que se manifestó en la penetración de rasgos romanos que se sobreimpusieron a los indígenas. Se produjo en dos aspectos: uno militar, de conquista, que se desarrolló a lo largo de unos doscientos años (218 a. C. – 19 a. C.); y otro, más complejo, de carácter civil, llamado propiamente romanización, que incluía todos los factores económicos, políticos, administrativos y culturales (administración romana, legislación, uso del latín, desarrollo de la vida urbana, obras públicas, costumbres romanas y religiones, etc.).
Desde el punto de vista económico, Hispania pasó a formar parte del Imperio romano como una colonia que exportaba materias primas (metales preciosos, aceites, esclavos...) e importaba productos manufacturados de Italia y de las provincias orientales del Imperio. Desde el punto de vista político, el proceso de romanización se vertebró mediante el desarrollo de la ciudad romana, unidas con una magnífica red de calzadas (Via Augusta, Vía de la Plata), con fundaciones de colonias y promoción de antiguos núcleos al estatuto municipal en las que se desarrollaban las principales magistraturas gubernativas romanas (decuriones, cuestores, ediles…). La impronta de la romanización se hizo en los núcleos romanos a través de las obras públicas (calzadas, acueductos, puentes), edificios públicos (teatros, anfiteatros, circos, termas, estadios, gimnasios), las parcelaciones geométricas de los campos o de las propias ciudades (manzanas o “insulae”, ejes cardo-decumano); pero también en el uso del latín en los ámbitos del derecho y la administración. Finalmente, hubo una gran difusión de los cultos cívicos, permitiendo al principio cierta tolerancia religiosa entre los pueblos prerromanos. A finales del Imperio se difundiría el Cristianismo.
Se puede concluir afirmando que la romanización de Hispania se aceleró desde que Vespasiano dio entrada en la organización política imperial a numerosas familias de los territorios dominados y Caracalla concedió la ciudadanía romana a todos los hombres libres del imperio. Aun así, y aunque la romanización fue importante y rápida en la zona costera mediterránea y en el valle del Guadalquivir, entre las tribus iberas que habían logrado un mayor grado de civilización; sin embargo, apenas alcanzó a los pueblos del área cantábrica.

· Cristianización.
Las tradiciones antiguas señalan la presencia del Cristianismo en Hispania desde fechas muy tempranas. Con todo, los primeros textos del cristianismo hispano proceden de San Isidoro de Lyon, Tertuliano y de San Cipriano ya en el siglo III.
desde entonces el cristianismo se difundió con gran rapidez, especialmente por los núcleos urbanos, y la prueba se encuentra en el gran número de cristianos martirizados durante las persecuciones de la segunda mitad de los siglos III y IV. Finalmente gracias al edicto de Milán promulgado por Constantino en el año 313 el cristianismo dejó de ser perseguido y con el edicto de Tesalónica aprobado por Teodosio en el años 380 se convirtió en la religión oficial del Imperio. Durante estos años la primitiva iglesia hispana tuvo que hacer frente a varias herejías que ya en el siglo IV se enfrentaban con el papel del cristianismo como religión oficial y criticaban el poder que iba tomando la Iglesia, buscando una vuelta a la austeridad y la pobreza (Priscilianismo); o también con otras posturas que se apartaban de la ortodoxia religiosa como el Arrianismo, que gozó de gran aceptación entre determinados pueblos bárbaros como los visigodos, siendo condenadas en concilios como el de Nicea (325)

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Imagen: División provincial de Hispania en tiempos del emperador Diocleciano. Fines s. III dC.

3 comentarios:

MANUEL dijo...

A estudiar chicos/as.

isa tendero lopez dijo...

pero manuel este resumen ya lo as mirado??

Pilar Yébana dijo...

tengo una dudilla:
Trás la segunda Guerra Púnica. ¿los romanos conquistaron todo el sur de la peninsula, o tadavía quedaba algún pueblo de cartagineses en el sur de la costa mediterranea (en el suroeste)?

 

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